Molina había luchado contra un cáncer terminal durante los últimos tres años y murió en su casa en Mt. Washington rodeada de su familia, dijo su hija.
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"Ella enfrentó esta lucha con la misma valentía y tenacidad con que vivió su vida", escribió su hija, Valentina Martínez, en un comunicado familiar. "Durante las últimas semanas, Gloria se sintió animada por el amor y el apoyo de nuestra familia, comunidad, amigos y colegas. Gloria expresó su profunda gratitud por la vida que vivió y la oportunidad de servir a nuestra comunidad".
La demócrata de largo tiempo sirvió en la Asamblea del estado de California durante cinco años en la década de 1980, luego ganó las elecciones al Concejo de Los Ángeles en 1986, representando un distrito que incluía el este de Los Ángeles y partes del Valle de San Fernando. En 1990, Molina ganó un mandato en la Junta de Supervisores del condado de Los Ángeles, donde permaneció hasta 2014, después de que se promulgaron los límites de mandato.
Hizo historia en varias de esas funciones, convirtiéndose en la primera latina en servir en el Concejo de Los Ángeles y luego en la Junta de Supervisores.
Molina nació en Montebello el 31 de mayo de 1948, hija de madre mexicana y padre mexicano-americano. Creció en Pico-Rivera como la mayor de 10 hijos.
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Durante la década de 1970, se involucró en el movimiento político Chicano, especialmente abogando por la salud de la mujer. Ella sirvió dos años en la Casa Blanca del presidente Jimmy Carter, como diputada del personal presidencial.
Como supervisora, Molina lideró los esfuerzos para eliminar muchas gratificaciones para los burócratas del condado, abogó por comunidades más seguras y defendió los espacios abiertos.
Ella encabezó el proyecto para establecer Grand Park en el centro de Los Ángeles. El mes pasado, no mucho después de que reconoció que su cáncer se había vuelto "muy agresivo", el parque de 12 acres fue renombrado en su honor.