"Ya mero me mataban. Dice el doctor que estoy vivo de milagro porque si estuvo fea la cosa", dijo Antonio Moreno.
El ataque ocurrió el pasado viernes por la tarde, cuando Moreno y su hijo de 12 años fueron a darle de comer a sus caballos.
"Estaba el caballo, llegue y lo amarre, y el niño estaba a un lado y me dijo 'Papi le está picando una abeja al caballo' y yo lo solte y se lo di y le dije 'ten llevatelo para allá'", recuerda Moreno.
Pero poco después, las abejas comenzaron a caer sobre Moreno y los caballos, cubriéndolos con un enjambre de abejas.
"A mi me siguieron y a mi me picaron ahí en la calle afuera y yo me devolví a sacar a los otros [caballos] y fue cuando me picaron todo a mi me picaron. Pero ya a los otros los tenían tirados", dijo.
Moreno regresó por los dos caballos que seguían atados, pero no logró llegar hasta ellos.
"Se me cerró, se me cerró todo. Todo se cerró, la garganta todo y el corazón me quería explotar el corazón. Me dolía mucho el pecho, todo me dolía".
Moreno fue rescatado por la dueña de la propiedad y su novio, que presenciaron el ataque y lo arrastraron hasta su casa. La pareja también sufrió varias picaduras de abeja.
Cuando Moreno empezó a perder el conocimiento, llamó a su amigo Jorge Pinedo.
"Me dijo que trajera un tráiler para poder sacar a los caballos y llegué enseguida para sacar a los dos caballos", dijo Pinedo.
Los bomberos de CalRiverside llegaron después de que la propietaria llamara al 911. Los equipos de rescate intentaron salvar a los dos caballos rociándolos con espuma para dominar a las abejas. Uno de los caballos ya había sucumbido al veneno de las abejas. El otro caballo seguía vivo, pero pronto cayó al suelo y murió cuando los rescatadores intentaban meterlo en un tráiler.
Moreno y su hijo fueron trasladados a un hospital cercano. El niño de 12 años no resultó gravemente herido en el ataque, pero Moreno quedó en estado crítico. Dice que le extrajeron más de 200 aguijones del cuello y brazos. Tuvieron que extraerle una abeja de la oreja.
"Yo si quisiera que la gente pusiera más atención y más cuidado con eso porque si son peligrosas", dijo Moreno.
Moreno está ahora en casa recuperándose. Su cuello y brazos muestran las heridas dejadas por los aguijones. También se enteró de que es alérgico a las abejas y tendrá que llevar un EpiPen.
En cuanto a la causa del ataque de las abejas aquel día, Moreno dice que no lo sabe. Desde hace dos años, las abejas viven bajo el cobertizo donde almacena la comida de sus caballos.
"Todo normal, como todos los días y nada. Y de repente así se encendió todo el montón de abejas. Pero así de repente".