No es necesario hacer una gran predicción para esperar que la palabra, que significa prostituto en español, retumbará en el estadio Akron cuando México enfrente a Estados Unidos en un amistoso el martes por la noche.
Múltiples castigos de la FIFA y campañas de dirigentes del fútbol mexicano para educar a sus hinchas no han sido suficientes para erradicar el cántico, que persiste tanto a nivel de clubes como de selección nacional, especialmente cuando se enfrenta al vecino del norte.
La última vez que Estados Unidos chocó con México, en la final de la Liga de Naciones en Arlington, en marzo, el árbitro tuvo que detener dos veces el encuentro por los gritos homofóbicos de los aficionados mexicanos. El año pasado, en Las Vegas, el encuentro entre ambos bandos terminó anticipadamente por el mismo motivo.
En Guadalajara, una ciudad de gran tradición futbolera que tiene a dos equipos en la primera división y a otros dos más en la segunda, muchos aficionados le dijeron a The Associated Press que el canto no afecta a nadie y sólo se hace para divertirse.
"El fútbol sigue siendo una fiesta y el grito es por diversión. La gente que lo grita no quiere ofender al rival", dijo Luis Gallardo, un aficionado de 38 años que caminaba en el centro de Guadalajara con la camiseta negra del equipo azteca. "Ha pasado por muchos años y no creo que vaya a cambiar".
El insulto que se usa cuando el portero realiza un despeje no es el único cántico ofensivo que ocurre en estadios alrededor del mundo, pero su persistente uso en torneos internacionales se ha convertido en un motivo de vergüenza para la Federación Mexicana de Fútbol.
El organismo rector del fútbol mexicano ha sido multado en varias ocasiones por la FIFA, incluyendo 100,000 mil francos suizos ($114,000 dólares) por dos incidentes que ocurrieron en el Mundial de Qatar. México apeló ambas sanciones.
Por muchos años la Federación Mexicana alegó que el cántico no era dirigido a la comunidad gay porque la palabra tiene diferentes connotaciones en la cultura contemporánea mexicana. Sin embargo, en los últimos años esa postura cambió y se lanzaron distintas medidas para erradicarlo, entre ellas, peticiones en los estadios, además de jugadores pidiendo pararlo.
En el 2022 la Federación Mexicana amenazó a sus aficionados con una sanción de cinco años a los aficionados que lo realizaran en partidos de la Liga MX. El entonces presidente del organismo, Yon de Luisa, fue claro con su mensaje.
"Sí es discriminatorio y lo debemos evitar", dijo De Luisa, quien renunció luego del mal desempeño de México en el Mundial de Qatar.
El origen de la expresión no es totalmente claro, pero se remonta a un partido entre México y Estados Unidos durante un preolímpico realizado en Guadalajara. Después de eso se esparció por estadios de toda la Liga MX con aficionados del Atlas, aunque ahora no sólo ellos lo hacen.
Francisco Acuña, un seguidor de los Rojinegros, dijo que el grito es una forma de expresar emoción durante los partidos y no debe ser tomado en serio.
"La gente que sabe de fútbol sabe que el juego es caliente, que los mismos jugadores se calientan en el campo y luego se abrazan cuando acaba el partido", dijo el aficionado.
Alejandro Oliva, otro seguidor del deporte entrevistado en el centro de Guadalajara, tiene un punto de vista similar.
"Me sorprende que fuera de México la gente aún crea que es un grito homofóbico. En México es algo normal y no ofende a nadie, incluso creo que lo usan en la comunidad gay y nadie se ofende", dijo Oliva, quien vestía una camiseta de Chivas.
El problema es que no todo mundo lo ve de la misma forma.
"Es una expresión claramente homofóbica porque estas degradando a una persona con un insulto con connotación sexual y negativa", dijo Andoni Bello, un activista LGBTQ y un crítico abierto de la expresión desde hace años.
Bello dijo que espera que el país sea capaz de erradicar la expresión para el Mundial del 2026 cuando los ojos del mundo estarán en el país.
México albergará 13 encuentros de la próxima Copa del Mundo, cuatro de esos en Guadalajara.
Bello dijo que espera que los organizadores busquen a personas de la comunidad LGBTQ para que los ayuden a resolverlo.
"No se trata de que se tomen sólo la foto y digan que están en contra de la homofobia en los estadios", dijo Bello. "Hay una oportunidad real de educar al aficionado mexicano. En la Copa del Mundo del 86 nos hicimos famosos por crear la ola, exportamos una celebración buena y familiar, esperemos poder erradicar este grito porque ser conocidos por la homofobia es algo realmente triste".