BEIRUT -- Un Hezbollah severamente debilitado no estaba en posición de ayudar a defender al expresidente sirio Bashar Assad, un aliado de mucho tiempo, de la insurgencia que lo derrocó a la velocidad de un rayo. Ahora que Assad se fue del país, el grupo político-paramilitar con base en Líbano es aún más débil.
Hezbollah recibió un duro golpe durante los 14 meses de guerra con Israel. El derrocamiento de Assad, quien tenía fuertes vínculos con Irán, ha paralizado su capacidad de recuperación al cortar una ruta vital de contrabando de armas a través de Siria.
Los funcionarios de Hezbollah están profundamente preocupados, pero desafiantes.
"Lo que está sucediendo en Siria es un cambio importante, peligroso y nuevo, y para saber por qué sucedió es necesario evaluarlo", dijo Hassan Fadlallah, un legislador libanés quien representa al ala política de Hezbollah, durante un discurso en un funeral de milicianos que murieron en ataques israelíes. "Lo que sea que esté sucediendo en Siria, a pesar de sus peligros, no nos debilitará".
Los analistas afirman que un Hezbollah debilitado tendrá grandes consecuencias para Líbano, donde durante décadas ha sido un actor político importante -y también para Irán, que ha dependido del grupo como una de varias fuerzas intermediarias para proyectar poder en todo Oriente Medio. Asimismo, representa también un cambio para Israel, cuyo némesis en su frontera norte se encuentra ahora en su punto más vulnerable en décadas.
La dinastía Assad, que gobernó Siria durante medio siglo con puño de hierro, jugó un papel crucial en el empoderamiento de Hezbollah, que fue fundado a principios de la década de 1980 por asesores iraníes que llegaron a través de Siria. Además de ser un conducto para las armas iraníes, Siria también era un lugar donde Hezbollah entrenaba a sus combatientes y fabricaba sus propias armas.
A medida que el grupo político-paramilitar se hacía más poderoso, se convirtió en una fuerza en que Assad podía confiar para su protección en tiempos de crisis. Hezbollah envió miles de combatientes a reforzar las fuerzas de Assad cuando estalló una guerra civil en 2011.
Cuando los insurgentes arrasaron Siria a principios de diciembre y tomaron la ciudad de Homs -a tiro de piedra de una ciudad fronteriza siria donde Hezbollah tenía presencia-, muchos esperaban que los extremistas presentaran una lucha feroz. Después de todo, eso fue exactamente lo que hicieron en 2013, cuando impidieron que los oponentes de Assad avanzaran hacia Damasco.
Esta vez, Hezbollah estaba en caos. Muchos de sus altos funcionarios, incluido Hassan Nasrallah, su líder desde hacía mucho tiempo, murieron en ataques aéreos israelíes. Y meses de bombardeos israelíes han destruido gran parte de su infraestructura militar. Con los principales aliados internacionales de Siria -Rusia e Irán- al margen, Hezbollah se retiró y Assad fue derrocado rápidamente.
"La caída del régimen marca el fin de las armas de Irán en Siria y Líbano", dijo el teniente coronel Fares al-Bayoush, un desertor del ejército sirio quien luchó en la guerra civil contra las fuerzas de Assad y Hezbollah hasta 2017, cuando se mudó a Turquía.
En Líbano, el debilitamiento de Hezbollah ha dado al ejército la oportunidad de reafirmar el control que había cedido, especialmente a lo largo de su frontera sur. Un alto al fuego negociado por Estados Unidos entre el grupo político-paramilitar e Israel establece que Hezbollah no debe tener presencia armada a lo largo de esa frontera y ha conducido a crecientes llamados dentro de Líbano para el desarme del grupo.
"Para Hezbollah, el juego se acabó", sostuvo Samir Geagea, quien lidera el Partido de las Fuerzas Cristianas Libanesas, en un comunicado el domingo, horas después que los insurgentes tomaran Damasco. "Siéntense con el ejército libanés para poner fin a su estatus como grupo armado y transfórmense en un partido político".
Pero la influencia que Hezbollah tiene desde hace mucho tiempo en la arena política de Líbano también enfrenta un desafío importante.
Muchos en Líbano están enojados con el grupo. Los críticos dicen que Hezbollah incumplió su promesa de usar sus armas sólo para defender Líbano cuando comenzó a disparar cohetes contra Israel el año pasado, el día después que Hamás -otro grupo respaldado por Irán- atacara Israel.
Casi 4,000 personas murieron en Líbano durante la guerra con Israel, según el Ministerio de Salud del país. Ciudades y pueblos enteros donde vivían extremistas de Hezbollah y sus partidarios han sido arrasados. Más de 1 millón de personas han sido desplazadas y la economía del país -que ya estaba en mala forma antes de la guerra- se encuentra en un pozo profundo.
"Con la desaparición del régimen (sirio), Hezbollah en Líbano enfrenta una realidad completamente nueva", detalló Firas Maksad, del Instituto de Oriente Medio, un centro de estudios con sede en Washington, D.C., que busca promover el conocimiento de la región entre los estadounidenses.
Maksad dijo que muchos líderes libaneses aún no han comprendido la magnitud del cambio que se ha producido. Incluso algunos que alguna vez fueron aliados de Hezbollah en el Parlamento han comenzado a distanciarse del grupo.
Gebran Bassil, un legislador que representa al Movimiento Patriótico Libre, el otro partido cristiano importante de Líbano, dijo que la pérdida de Hezbollah de una ruta de armas desde Irán podría ayudar a Líbano a salir del conflicto regional.
"Hezbollah debería centrarse en los asuntos internos y no en la región en general", enfatizó Bassil, exaliado de Hezbollah.
Puede que el grupo no tenga otra opción sino limitar sus ambiciones. Con la caída de Assad, Irán ha perdido el control de un corredor de tierra que se extendía a través de Irak y Siria hasta el Mediterráneo y que le proporcionaba una ruta sin obstáculos para abastecer a Hezbollah.
"Tal vez puedan traer algunas cosas por aire y contrabandear ciertas cosas, pero eso no va a ser en la misma escala, ni siquiera de cerca", apuntó Aron Lund, un experto en Siria de Century International, un grupo de expertos con sede en Nueva York que se enfoca en investigaciones sobre el impacto humano de las políticas globales.
Para Israel, destruir la red regional de Irán ha sido un objetivo importante, aunque teme que haya extremistas islámicos entre los insurgentes que derrocaron a Assad. El domingo, Israel trasladó tropas a una zona de amortiguación desmilitarizada con Siria junto a los Altos del Golán, en poder de Israel, en lo que llamó una medida de seguridad temporal.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu calificó la caída de Assad como un "día histórico", y agregó que fue "el resultado directo de nuestra acción enérgica contra Hezbollah e Irán, la principal base de apoyo de Assad".